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The Official Website of Andrew Vachss
 

Un hombre que ha dedicado su vida a proteger niños nos advierte que los estamos traicionando— y también a nosotros mismos.

Nuestra Especie En Peligro
Una Mirada Dura A Cómo Tratamos A Los Niños

Por Andrew Vachss
Originalmente publicado en Parade Magazine, 29 de Marzo de 1998.

También disponible en inglés (http://www.vachss.com/av_dispatches/disp_9803_a.html)

y en ruso (http://bit.ly/2l9tAVn)


“Toda la retórica piadosa del planeta no salvará a un solo niño. Y mientras discutimos eternamente el ‘derecho’ de los pedófilos a publicar porno con niños en internet, nuestra especie se aleja cada vez más de sus raíces biológicas. Debemos tomarnos el abuso de un niño como un delito contra (y una amenaza a) nuestra supervivencia.” Nuestra Especie En Peligro
Por Andrew Vachss

A Hard Look At How We Treat Children by Andrew Vachss, Parade Magazine cover photo

Hace años, estaba en medio de un reñidísimo juicio, representando a un bebé que había sido tan torturado que el testigo experto pediatra había dicho que el bebé parecía “suicida” incluso a tan escasa edad. Uno de los representantes legales de la otra parte abogaba por que el niño fuera devuelto, diciendo que su cliente era la “madre natural” y tenía ciertos derechos. No había nada “natural” en los “cuidados maternos” que este bebé había recibido. Habría estado mejor en un campo de prisioneros de guerra. Y empecé a reflexionar sobre cómo incluso la biología le ha fallado a algunos niños, sobre cómo nuestra especie humana no ponía en práctica las lecciones de nuestros antecesores. Dudé, incluso en ese momento, si para nosotros no era ya demasiado tarde. No creo que lo sea—pero sí creo que se nos está acabando el tiempo.

Andrew Vachss
Foto © Leo Sorel

Nuestra noción de la familia humana como la salvaguarda de nuestra especie no ha evolucionado, dice el autor (arriba). En su lugar, ha des-evolucionado —poniendo en riesgo nuestra supervivencia misma.

Aunque todos creemos que nuestra especie humana es el punto más alto de la escala evolutiva, hay un área crítica en la que hemos fallado en evolucionar, un área en la que no representamos una mejora respecto de nuestros antecesores. Y este es un fallo tan fundamental, tan crítico, que está en juego nuestra supervivencia a largo plazo. A la larga, presenta una amenaza mayor que la guerra, la pobreza, el hambre, el delito, el racismo, y el tribalismo —incluso en su variedad genocida— combinados.

Dicho fracaso fundamental es el siguiente: No estamos protegiendo y preservando a los nuestros. Nuestra noción de la “familia” humana como la salvaguarda de nuestra especie no ha evolucionado. En su lugar, ha ido en dirección opuesta—ha des-evolucionado.

Ha des-evolucionado al punto en que toleramos padres y madres no protectores, incluso violentamente abusivos. Ha des-evolucionado al punto de que toleramos depredadores dentro del círculo de confianza de un niño —en escuelas, en clubes, dentro de organizaciones religiosas. Ha des-evolucionado al punto de que a los abusadores, incluso cuando han sido identificados, se les permiten nuevas oportunidades para depredar. Ha des-evolucionado al punto de que insistimos en el “potencial para rehabilitarse” de aquellos que cruelmente causan lesiones y/o perpetran agresiones sexuales contra sus propios hijos. Y ha des-evolucionado al punto de que permitimos que depredadores de niños penados y presos sean liberados y caminen entre nosotros.

Una característica distintiva de las especies altamente evolucionadas es un período largo de indefensión postnatal, durante el cual las crías no son capaces de valerse por sí mismos. Otra característica es el comportamiento de manada, una colectividad que requiere que toda la actividad esté orientada a la supervivencia del grupo.

En otros mamíferos, los padres no protectores son considerados defectuosos por otros miembros de la manada. No sólo van a disminuir los números de la manada a través de ataques directos a sus propios juveniles, sino que tampoco se puede contar con ellos para cuidar las crías de otros cuando los miembros del pack forrajean, cazan, o recolectan. Y por eso son expulsados. De igual modo, los depredadores dentro de una misma especie no son tolerados. Se los exilia, se los evita, o se los mata. Estos no son juicios morales; son impulsados biológicamente y, en todas las especies menos la nuestra, compelentes.

wolves
Foto de Cummins/FPG

Los lobos podrán ser depredadores, pero están impulsados biológicamente a proteger a los jóvenes de su manada. Para sobrevivir, nuestra manada humana, la familia, tiene que hacer del proteger a los nuestros una prioridad.

family

Los animales humanos, por el contrario, han tolerado —incluso tácitamente excusado— al no protector y al depredador, llevando a un incremento progresivo de la violación, asesinato y tortura de nuestros niños. En lugar de hacer de su supervivencia, y la supervivencia de nuestra especie, una prioridad incuestionada, observamos con indiferencia mientras la evolución de la crueldad continúa. Mucha de ella viene de la familia individual en sí misma; la totalidad de ella de la familia humana como un todo.

En lugar de culpar a la “destrucción de la familia” por todos los males y lacras sociales, tenemos que enfrentar el hecho de que esta es una herida auto-infligida. La “familia” se está auto-destruyendo —se está destruyendo a sí misma desde dentro mediante su fracaso en nutrir y valorar a su descendencia. ¿Qué son los “valores familiares” en cualquier caso? A menos que y hasta que el máximo “valor familiar” sea la protección de nuestros niños, un término así no merece respeto ninguno.

No podemos seguir tolerando a los que depredan a nuestros niños —el futuro de nuestra especie. La evolución es una carrera, una carrera de relevos, con la posta pasando de generación en generación. La competencia es entre los que valoran a los niños como los vástagos de nuestra especie y los que los valoran como vasallos y víctimas.

No estamos ganando esta carrera. Y no la podremos ganar, a menos que y hasta que cambiemos nuestras prioridades y nuestra conducta. Toda la retórica piadosa del mundo no va a salvar a un solo niño. Y mientras debatimos eternamente el “derecho” de los pedófilos a subir pornografía infantil a internet, nuestra especie se mueve cada vez más lejos de sus raíces biológicas.

Debemos tomar el abuso de un niño como un delito contra (y una amenaza a) nuestra supervivencia. Y tenemos que replicar la conducta de nuestros ancestros animales y responder como ellos respondieron —o no hacerlo y desaparecer como algunos de ellos desaparecieron. Para siempre.


Nuestra Búsqueda De Amor

También disponible en inglés (http://www.vachss.com/av_dispatches/disp_9803_a.html)

y en ruso (http://bit.ly/2BZlRTX)

El amor incondicional es un tema popular de los programas de entrevistas, pero es poco comprendido. Todos los bebés biológicamente tienen derecho a la protección y amor incondicional. Es su derecho de nacimiento, y es la obligación de nacimiento de sus padres. No hay tal cosa como un “buen bebé” o un “mal bebé”, por lo que el amor y la actitud protectora deben ser incondicionales para todos ellos.

Aquellos a los que no le es dado este amor cuando niños lo buscan a lo largo de sus vidas adultas —algunos de maneras muy peligrosas para ellos mismos y para los demás. Pero el amor incondicional nunca puede ser recibido por adultos. Sólo puede ser dado. Todo el amor entre los adultos es condicional. Requiere conducta; debe ser ganado y mantenido.

Justina Morales
Foto de AP/WideWorld

Justina Morales fue matada por el novio de su madre mientras su madre sostenía la mano de la niñita el 31 de diciembre de 1995 en la ciudad de Nueva York. Los dos luego tiraron el cuerpo de la niña de 8 años en un terreno baldío.

Una vez representé a una niña que había sido horriblemente torturado por su “madre”. En su declaración en el estrado, la abusadora explicó por qué había quemado su manito contra la parrilla de una hornalla caliente: “¡No me dejaba en paz!” El crimen de la niña fue seguir a su madre por la casa, intentando escurrirle el amor que tan desesperadamente necesitaba. Las bofetadas y patadas no detuvieron la búsqueda de amor de la niña, por lo que la “madre” decidió que se precisaban medidas más extremas para “darle una lección”. A muchos de nuestros niños se les está enseñando la misma lección, en una variedad de maneras horribles. Y aún así nuestra tolerancia continúa.

Esto es lo que le digo a tantos anteriormente niños abusados que ahora son adultos: Mira cuán desesperadamente querías establecer vínculos con “padres” que no estaban dispuestos a quererte. Eso no es un defecto; en los hechos, puede ser una fortaleza. Ello prueba que la capacidad de amar no ha sido erradicada en ti. Pero tienes que elegir con cuidado. Poner a prueba, establecer criterios, buscar —y resolver estar solo si no puedes encontrar lo que te mereces. Vincularse, en sí mismo, no tiene valor a menos que la corriente fluya en ambas direcciones.

Cuando nuestras familias biológicas ya no funcionan, la única opción es crear una familia por elección —una familia definida por un propósito en común y respeto mutuo, no lazos de sangre. Cuando, como adulto, eres capaz de adoptar una mentalidad de manada protectora de los niños, puedes vincularte con otros y tener la familia que necesitas.

Pero eso significa contribuir, no exigir. Ya no eres un niño pequeño, ya no tienes derecho a exigir. Ya no eres un niño pequeño, no tienes derecho al “amor incondicional” que te robaron cuando niño. Sí, fuiste engañado. Pero si dedicas tu vida a la celebración de ese robo, estás condenado.


Por Qué Hace Falta Un Pueblo Entero Para Violar A Un Niño

También disponible en inglés (http://www.vachss.com/av_dispatches/disp_9803_a.html)

y en ruso (http://bit.ly/2pJ1EfL)

Una ilustración clásica de nuestra des-evolución son nuestras leyes contra el incesto. ¿Cuál es la diferencia entre el sexo con el niño de otro y con un niño propio?. Todos sabemos —y los datos prueban— la verdad. Cuando un macho (Nótese: no digo un “hombre”) tiene sexo con el niño o niña de un vecino, la cárcel es una posibilidad probable. Pero si un ser así tuviera sexo con su propio niño o niña, eufemísticamente lo llamamos “disfunción familiar” y llamaríamos a los terapeutas.

Las leyes sobre incesto fueron promulgadas para prevenir el nacimiento de personas con defectos biogenéticos. Pero ¿por qué esas leyes aplican a los niños? Los niños no tienen la capacidad biológica de reproducirse. Las leyes que prohíben el sexo o el matrimonio entre adultos cercanamente emparentados protegen a la especie. Pero la prohibición del incesto en cuanto a niños no tiene ese valor.

En términos simples, nosotros como nación consideramos a los niños propiedad de sus padres. Y les ofrecemos una inmunidad especial a los delincuentes sexuales que cultivan sus propias víctimas. ¿Qué es más destructivo para nuestra especie: el ataque sexual aleatorio de un niño, o el ataque sexual de un niño por el mismo individual al cual todas las leyes le ordenan proteger a ese niño? ¿Cuál es la justificación moral, social o ética de distinguir el ataque sexual según la relación de sangre de la víctima con el perpetrador? Podemos llegar solamente a una conclusión: Las leyes contra el incesto existen, no para proteger a los niños, sino para proteger a los depredadores.

Sí, nuestra raza humana sigue siendo la única que tolera padres no protectores y depredadores de su misma especie. Las leyes sobre incesto dejan claro eso, escritas con la sangre de inocentes. Esta es la pregunta sobre las leyes de incesto para cada uno de los legisladores del país: Explíquenla o cámbienla. Y a menos que nosotros, como una sociedad, empecemos a hacer esa pregunta, continuaremos nuestra “evolución” hasta que hayamos perdido nuestra humanidad.

Original en inglés © 2000 Andrew Vachss. Todos los derechos reservados.


El editor colaborador de PARADE Andrew Vachss es el autor def Safe House, una nueva novela publicada por Knopf. Por más información acerca de Vachss y su trabajo, visite su sitio Web:  www.vachss.com.


¡MIRE!

Este puñetazo tuvo un resultado concreto, cuantificable – ayudó a neutralizar a un depredador por duro tiempo. Clic aquí para leer acerca de eso..

Pero el puñetazo tuvo un impacto mucho mayor que ese nocaut técnico – también eliminó las excepciones por incesto en siete estados de los Estados Unidos, incluídos California y Nueva York. Para leer acerca de ese largo y provechoso recorrido, ¡haga clic aquí!


Andrew Vachss ha escrito para Parade desde 1985. En respuesta a una infinidad de solicitudes, hemos compilado todos sus anteriores artículos en Parade aquí.



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